La primera mitad del siglo XVI contempla la intensa trayectoria tanto eclesiástica como política y cultural de don Rodrigo Mercado de Zuazola, uno de los vascos más universales en la Castilla del siglo XVI4 . Aún cuando fue obispo de Mallorca (1511-1530) y Ávila (1530-1548), residió muy poco tiempo en las sedes de las diócesis respectivas. Paralelamente, su currículum político al servicio de Fernando el Católico y Carlos I es de por si elocuente, pues fue inquisidor en Valencia, presidente del Consejo Real de Navarra tras la anexión del Viejo Reino, y presidente de la Chancillería de Granada (1525-1530), convirtiéndose en dos fases de su vida en consejero real de ambos monarcas. Muchos de sus cargos, rentas y fortuna son fruto de nombramientos y mercedes reales por su ortodoxia y celo cristianos y como servidor leal y competente de su majestad.
Este ilustre guipuzcoano encarna perfectamente el ideal humanista del Renacimiento pues, además de sus cargos al servicio de la Iglesia y el emperador, era doctor en ambos derechos, teólogo, filósofo, matemático, cosmógrafo, orador y escritor5 . Brazo ejecutor de la política de la Corte en asuntos como los procesos a judíos, freno del calvinismo y apoyo contra los comuneros, va a ser también el introductor en el País Vasco del primer arte renacentista como afirmación plástica de la idea imperial en el Colegio del Sancti Spiritus que fundó en su villa natal de Oñati. Para su planificación, exámen de las trazas y ejecución recurrió a maestros de la categoría de Rodrigo Gil de Hontañón, Diego de Siloe o Pierres Picart y a una buena nómina de artistas castellanos –varios de ellos abulenses–, con los que contrató los elementos del exorno en Valladolid y que, con este motivo, se desplazaron a la localidad guipuzcoana.
De su paso por las diócesis citadas no dejó huellas significativas de mecenazgo, siendo el Colegio menor del Sancti Spiritus de Oñati la obra que inmortalizará su nombre. Tanto las gestiones preliminares como la historia constructiva son bien conocidas6 , prolongándose las primeras durante seis años, en tanto que las fábricas se iniciaron en 1540 y no se concluyeron, incluido el ajuar, hasta prácticamente el fallecimiento del promotor en 1548. La titulación elegida del Sancti Spiritus para el colegio universitario de Oñati responde a una asentada tradición según la cual la difusión del saber de la cristiandad está representada desde el Renacimiento por el Espíritu Santo, de quien procede todo conocimiento y sabiduría. Así lo podemos ver, por ejemplo, en la fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares (1537-1553), en la que coronan los ejes de la balaustrada y los pináculos extremos doce antorchas o llamas de fuego, símbolos de las que infundió el Espíritu Santo sobre los apóstoles. En el sepulcro-retablo de don Rodrigo Mercado de Zuazola7 en su capilla de la Piedad en la iglesia de San Miguel de Oñati, que labrara Diego de Siloe entre 1528 y 1529, destacan en el fondo del arcosolio un relieve con la paloma del Espíritu Santo entre nubes y cabezas de ángeles y, tras el obispo genuflexo, una alegoría de la Sabiduría, que se repite en actitud similar, impulsando al obispo, en la portada a modo de arco de triunfo del propio Colegio. El fuerte componente religioso de las universidades del siglo XVI, verdaderos templos de la sabiduría cristiana, se hace patente una vez más en esta de Oñati, promovida por un obispo bajo la advocación del Espíritu Santo, puesta bajo la tutela del emperador, cuyo escudo campea en la portada principal, y en la que predominaban los estudios de teología.
Los datos documentales más novedosos sobre su promoción de las artes en Oñati que aportamos aquí proceden de un pleito de la Chancilleria de Valladolid de 1548 que incorpora, junto a un traslado del testamento del ilustre prelado y los nombres de los personajes de su círculo próximo durante su residencia en Valladolid desde 1534, un memorial con todas las escrituras de convenio y cartas de pago suscritas entre el obispo de Ávila y diferentes artistas sobre la dotación y el ajuar de las capillas de la Piedad en la parroquia de San Miguel y de la Universidad de Oñati8 . En su testamento, fechado en Valladolid el 25 de enero de 1548, disponía el traslado, embalsamamiento y entierro de su cuerpo en su capilla de Oñati, limosnas de 1000 maravedís a cada uno de los conventos de Nuestra Señora de Aranzazu, Bidaurreta y las beatas de la villa de Oñati y una donación de 25000 maravedís de censos a la Universidad. Dejó como herederos universales de todos sus bienes al rector y alumnos del Colegio del Sancti Spiritus. Estos datos pueden ser complementados con los del inventario de los bienes de don Rodrigo que, a su muerte, fue realizado en 1548 a instancias del bachiller Lucas de Garnica, secretario y testamentario del prelado9 .
Beste dokumentazio idatzirik ezean, eta Valladoliden eskribautza zeukan Pedro de Santesteban notarioaren eskritura publikoak desagertu direla –honekin egiten zuen lan, zorioneko gara aipatu zerrenda hori gure eskuetara iritsi dela. Prozesu honetan, eskribauak On Rodrigoren testamentu- betearazleei eskatzen zien 200 dukat ordaintzea, hark aginduta egin zituen eskritura publikoengatik. Hilburuko zain gisa apezpikuaren anaia Antso Sánchez de Mercado lizentziatua, klerikoa berau ere, Lucas Garnica batxilerra Avilako apezpikuaren senide, Joan Rodríguez Otalora elizbarrutiko entzutegiko notario eta maiordomo faktore, eta Escudero doktorea ageri dira.
En ausencia de otra documentación directa y desaparecidas las escrituras públicas de Pedro de Santesteban, notario con escribanía abierta en Valladolid, con el que trabajaba, afortunadamente ha llegado a nuestros días la citada relación. En este proceso, el escribano reclamaba a los ejecutores testamentarios de don Rodrigo el pago de 200 ducados por las distintas escrituras públicas que había elaborado por encargo suyo. Figuran como albaceas su hermano, el licenciado Sancho Sánchez de Mercado, asimismo clérigo, el bachiller Lucas de Garnica, familiar del obispo de Ávila, Juan Rodríguez de Otálora, notario de la audiencia episcopal y su mayordomo factor, y el doctor Escudero.
Entre los testigos presentados a las pruebas, desfilan clérigos cercanos al prelado guipuzcoano como su camarero Francisco de Luzuriaga, su mayordomo Antonio Abad de Gaona y otros criados suyos que, como Francisco Cedillo y Francisco de Carvajal, le acompañaron desde su llegada a Valladolid en 1534 hasta su muerte en 1548, año en el que escoltaron el féretro con su cuerpo hasta la villa de Oñati. Resulta de todo punto curiosa y expresiva la declaración de Antonio Ortiz de Vergara, joven escribiente al servicio de Pedro de Santesteban quien, abrumado por el extenso memorial que le había encargado hacer, “se enojaba –nos dice– de ver tantas escripturas del dicho obispo de Ávila por el trabaxo que le daban en sacarlas”. Como en su testamento había nombrado herederos universales de sus bienes al rector y colegiales de la Universidad del Sancti Spiritus, se cita también a don Juan Abad de Oxirondo, rector en 1548 del citado colegio.
El inventario nos depara una relación de 129 escrituras públicas protocolizadas en su etapa vallisoletana entre 1534 y 1548 que podemos agrupar en dos tipos. Al primero y más numeroso pertenecen las que tratan de arrendamientos de frutos del obispado de Ávila, tanto de parroquias como de arciprestazgos, rentas de beneficios y un poder dado en 1539 al bachiller Lucas de Garnica para cobrar 500 ducados de una pensión del obispo de León. En muchas de estas escrituras da poder a criados suyos como Juan de Zurueta, Juan de Alcíbar, Gregorio Rodríguez, Francisco de Luzuriaga, Juan de Girondo y Juan Pérez de Vicuña, su camarero Andrés de Girondo o un pleito otorgado por su contador Juan de la Vega. En 1543 se consigna otro poder del obispo a su hermano Sancho Sánchez de Mercado para sacar 4000 ducados de un cofre, y al año siguiente la autorización de una breve y confirmación para poder tener el obispo de Ávila 2000 ducados de beneficios.
El memorial se convierte además en una excepcional relación de los maestros con los que el obispo de Ávila contó para el exorno y dotación de su capilla de enterramiento y del colegio. Entre los protocolos de 1537 se inventaría una carta de pago dada a favor del obispo por el cantero maese Domingo (Guerra), responsable y autor material de las fábricas de la universidad, siguiendo trazas elaboradas o examinadas por Rodrigo Gil de Hontañón. Fechadas en 1536 y 1537 se recogen algunas escrituras de obligación entre el obispo de Ávila e impresores de libros, como la que otorgó en el último año un tal Pierres Esteban “sobre los bribiarios”. En 1543 se formalizó el contrato entre don Rodrigo Mercado y los carpinteros de armar Cristóbal Xibaja y Francisco Salzalays, vecinos de Ávila, sobre los artesonados de roble mudéjares con sus escudos, como el espectacular cielo de la escalera. La obra sería tasada en 1020 ducados por Pierres Picart y Martín Saez de Soraluce, entallador y carpintero respectivamente10 . En 1535 Andrés de Espinosa, pintor vecino de Palencia, se comprometía a dorar la espectacular reja labrada del romano de la capilla.
En 1545 se registra una escritura de donación de todos los bienes del obispo para el Colegio de Oñati. La relación de escrituras expedidas por Santesteban concluye en 1548, año del fallecimiento de don Rodrigo, con un inventario y pesaje de la plata y del dinero de su casa por mandato de su testamentario, el bachiller Garnica, labor en la que invirtió ocho días, para entregárselo al oidor licenciado Arrieta, y con una tasación de todos sus bienes. Sin embargo, los datos más importantes que nos proporcionan los escuetos encabezamientos de escrituras públicas de este memorial son las fechas concretas y los nombres de los autores, entalladores y pintores-doradores, de los dos grandes retablos oñatiarras.
En el inventario de los bienes hallados en su casa de Valladolid se consignan un elevado número de libros y diferentes escrituras sobre materia artística como las tres referidas a las intervenciones de Pierres Picart en la Universidad, "un contrato con maese Pierres Picarte sobre la obra del Colegio", "un contrato con maese Pierres sobre los pilares del Colegio" y "otro conocimiento de Pierres Picarte, entallador". Otras hacen alusión a su sepulcro como "otra scriptura para el obispo de Ávila de la entrega de la obra de su sepultura, que está signada de Antonio Rogel", la carpintería del edificio como "el contrato de maestro Martín de Solaluze, carpintero, que está sygnado de Pedro López de Lazarraga", la cerrajería como "un conocimiento y fiança de Reynaldo Troçi de la obra de cerrajería del Colegio", y la pintura y dorado del retablo de la capilla a la que haremos alusión en su capítulo específico11 .
4 LIZARRALDE, J.A.: Op. aip., 1-30. orr. Biografía de don Rodrigo Saez de Mercado de Zuazola. FORNELLS ANGELATS, M.: “Rodrigo Mercado de Zuazola, un mecenas del Renacimiento guipuzcoano”. Revisión del Arte del Renacimiento. Ondare, 17 (1998), 167-175. orr.
5LIZARRALDE, J. A.: Op. aip., 20. orr. FORNELLS ANGELATS, M.: La Universidad de Oñati…, 79. or. Transcripción del latín de la semblanza de don Rodrigo Mercado por Lucio Marineo Sículo, de 1530.
6LIZARRALDE, J.A.: Op. aip., 58-82. orr. (proiektua), 83-102. orr. (eraikuntza) eta 103-130. orr. (testamentua). FORNELLS ANGELATS, M.: La Universidad de Oñati…, 87-110. orr. Primeros pasos y construcción.
7Esta obra fue atribuida a Siloe por GOMEZ-MORENO, M.: Las águilas del Renacimiento español (1945). Xarait. Madrid, 1983, pp. 62-64. GÓMEZ-MORENO, Mª. E.: “El Sepulcro de D. Rodrigo Mercado en Oñate”. Oñate, I (1950), pp. 40-46. GONZÁLEZ DE ZÁRATE, J.Mª.: La Literatura en las Artes. Iconografía e Iconología en las Artes en el País Vasco. Etor. Donostia San Sebastián, 1987, pp. 173-181. Estudio del programa iconográfico.
8 Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Real Audiencia. Pleitos civiles. Escribanía Lapuerta. Pleitos olvidados. C 738/3. Pedro de Santesteban, notario de Valladolid, contra los testamentarios del obispo de Ávila sobre el pago de escrituras y contratos. Incluye un “Memorial de las escrituras que pasaron ante mi, P(edro) de S(an)testevan, notario, del de buena memoria don R(odrigo) de Mercado, obispo que fue de Ábila”.
9Ibid. Escribanía Quevedo. Pleitos fenecidos. 160/4. El rector y los colegiales de la Universidad del Sancti Spiritus de Oñate, herederos universales de los bienes de don Rodrigo de Mercado, contra el doctor don Diego Ramiro, provisor del obispado de Burgos y antiguo rector de la Universidad, sobre restitución y pago de los bienes (1561-1566), fols. 150-159. Inventario de bienes del obispo de Ávila.
10 LIZARRALDE, J.A.: Op. cit., p. 102.
11 A.R.Ch.V. Pleitos civiles. Quevedo. Fenecidos C 160/4. Inventario de bienes del obispo, fols. 155-158. Ibid. Taboada. Pleitos olvidados C L,31. Juan López de Olarriaga contra Martín Saez de Soraluce, maestros carpinteros, sobre ejecución de sus bienes por 60 ducados que le debía por las obras de carpintería de la Universidad de Oñate.