Son aquellas partes del cuerpo que las vestimentas dejan a la vista, como cara, manos, piernas y en algunos casos el cuerpo completo, como la figura de San Sebastián o los ángeles o “putti”.
La carnación en escultura puede ser mate o brillante. La mate es la más antigua y reproduce un color muy próximo a la piel natural. La carnación brillante o a pulimento recuerda más a los esmaltes o porcelanas. En el retablo de la Universidad sólo existe la carnación mate, y ésta varía en color a tenor de si la persona representada es hombre o mujer, siendo la de ésta mucho más blanca.
Las carnaciones que podemos observar en el retablo son tres: blanca, oscura y rojiza. Éstas han soportado bien el paso del tiempo, seguramente debido a la consistencia de los pigmentos, principalmente el blanco de plomo, y a un mayor esmero en la ejecución técnica. La ejecución de la misma se ha realizado dando una base de color asalmonado, casi general, compuesto de blanco de plomo y minio. El color de las carnaciones blancas está compuesto con blanco de plomo, trazas de bermellón y azurita y a veces con algo de negro. Para las carnaciones oscuras se le ha añadido una tercera capa con bermellón, laca roja, azurita y a veces trazas de negro. Las carnaciones rojizas se destacan por una mayor abundancia de laca roja y de negro.