El retablo está compuesto por un sotobanco tallado con escenas diversas, tres pisos y un ático de dos cuerpos. En sentido vertical está dividido en tres calles y cuatro entrecalles. A partir del tercer cuerpo el retablo se estrecha y está formado por tres calles y dos entrecalles. Las calles principales están ocupadas por esculturas de bulto redondo y las entrecalles por escenas en alto relieve. En el ático las imágenes de los profetas y del Padre Eterno son de bulto redondo.
Las casas de las esculturas y de los relieves son rectangulares, con veneras de charnela superior a modo de medio arco enmarcadas por pilastras con decoración en grutesco. Sus dimensiones van aumentando con la altura. Las calles principales ocupan un plano más avanzado y en fuga con respecto a las entrecalles y están remarcadas por columnas ricamente decoradas con motivos de grutesco en el primer piso y abalaustradas en el resto, que sirven de apoyo a los arquitrabes sobreexpuestos.
El banco se asienta sobre un zócalo de piedra. La calle central presenta dimensiones más amplias que el resto y las figuras de San Miguel y la Asunción de María, de bulto redondo, avanzan hacia el espacio sobresaliendo de sus hornacinas. Los pisos están separados por entablamentos ricamente decorados con escenas mitológicas y fantásticas en relieve en los dos primeros pisos, para ir tomando volumen en el tercer piso con cabezas de personas, animales y guirnaldas, y en el cuarto con representaciones de cabezas de querubines de bulto redondo.
El estrechamiento del retablo se resuelve con unos “putti tenantes” que sostienen el escudo del obispo y unos cestos de frutas, delante de unos aletones con relieves, que dan paso a un gran arco de triunfo que acoge las hornacinas de los profetas, el escudo del obispo y al Padre Eterno.