La corladura roja aplicada sobre oro, se ha desprendido casi en su totalidad, quedando pequeños restos que nos atestiguan su antigua presencia (escena de San Roque- ángel y uno de los apóstoles de la escena de “La venida del Espíritu Santo”).
En la escena de S. Roque hemos observado un arrepentimiento en la cenefa superior y en los tondos decorativos de la túnica. Al parecer la intención del policromador fue dar una corla roja, pero, quizás debido a lo llamativo del color, ésta fue cubierta por otra mano de azurita y después esgrafiada, pudiéndose observar hoy ambas capas.