El retablo, como ya se ha relatado anteriormente, ha sido trasladado de su ubicación originaria al menos en dos
ocasiones; huellas de estos movimientos son las modificaciones
que han sufrido las piezas que lo componen, sobre
todo las partes estructurales, ya que en las escenas que se
han conservado no hay alteraciones destacables. Así, sobre
los arquitrabes y las columnas los trazos de los cambios se
pueden ver en forma de cortes en las piezas.
Estas pérdidas nos hablan de la diferente forma del retablo
primitivo, y nos sugieren posibles reconstrucciones*.
* Ver capítulo IV. INTERBENCIÓN
1. Reconstrucción de la estructura arquitectónica.