Al morir Enrique IV de Castilla, le sucedía en el trono su hermana Isabel, casada con Fernando, hijo de Juan 11 de Aragón. En seguida, se planteó el problema dinástico. El rey Alfonso V de Portugal se presentó como defensor de D.a Juana la Beltraneja, considerándola como hija legítima de Enrique IV y heredera de la Corona de Castilla.
A pesar de los muchos magnates castellanos que apoyaban la causa de D." Juana, la reina mostró una firmeza inquebrantable y después de diversos hechos de armas, las victorias de Toro y Albuera daban definitivamente el trono a Isabel.Mas, la herencia que los Reyes Católicos recibían era poco halagüeña. La situación del reino castellano era desastrosa. Desde Enrique 11 de Trastámara, la autoridad real había perdido su prestigio; la nobleza vivía en total sublevación; los alcaides de las fortalezas y castillos reales actuaban al margen de toda disciplina; grupos de facinerosos infestaban los campos; la vida económica del país estaba arruinada y por todas partes, se cometían robos, atropellos y delitos de toda clase.
Para poner remedio a estos males, para conseguir la centralización política y para cargos de confianza se valieron los Reyes de la nobleza de segunda categoría. Mucho más que los grandes títulos nobiliarios, heredados de sus antepasados, interesaban a los Monarcas, las cualidades personales en las que podían apoyarse y confiar.
Isabel, que se distinguió por su habilidad de intuir para cada cargo la persona más apta para el mismo, supo apreciar las cualidades de uno de sus servidores, JUAN LOPEZ DE LAZARRAGA, y le retuvo a su lado, haciendo de él el hombre de su confianza, hasta que murió la reina en 1504. Le nombró Contador Mayor y en mayo de 1502, su Secretario.
Por dos veces, se encuentra en el testamento de Isabel la Católica el nombre de Juan López de Lazarraga. Primeramente, cuando la reina nombra sus testamentarios:
«E dexo por mis testamentarios e executores deste mi testamento e ultima voluntad al Rey, mi Señor, porque segund el mucho amor que a su Señoría tengo e me tiene, sera mejor e mas pronto exegutado; e al muy reverendo yn Christo, padre don Francisco Ximenez, arzobispo de Toledo, mi confesor e del mi Consejo; e a Antonio de Fonseca mi contador mayor; era Juan Velazquez, contador mayor de la dicha Princesa, mi hija, e del mi Consejo; e al reverendo yn Christo padre fray Diego de Deca, Obispo de Palencia, confesor del Rey mi señor e del mi consejo; e a Juan Lopez de Lacarraga, mi secretario y contador...
Y más adelante, al hacer entrega de sus bienes a los testamentarios, aparece, de nuevo, su nombre:
«. . . e lo que yo tengo en otras partes cualesquier, e lo que estuviese en moneda, se ponga en pro del dicho Juan Lopez, mi testamentario, para que de ello se cumpla e pague todo» 1.
No sabemos nada sobre cómo Juan López de Lazarraga llegara a la Corte y en qué circunstancias le conoció Isabel la Católica, distinguiéndole tanto.
Para mí, valorando como se merecen todos sus títulos, lo que más interesa es Juan López de Lazarraga como Fundador, junto con su mujer D." Juana de Gamboa, del primer convento de monjas en Guipuzcoa, el de Clarisas de Bidaurreta de Oñate. Anteriormente existían beaterios o «monjías», pero no conventos propiamente dichos.
Juan López de Lazarraga nació en la villa de Oñate (Guipúzcoa). Se desconoce la fecha. Parece que nació en la casa que se conoce con el nombre de palacio de la Plaza (palacio de Lazarraga) y cuyo poseedor actual es el duque de Sotomayor.
Esta hipótesis se apoya en el tetamento otorgado en 2 de abril de 1493 por los padres de Juan López en el que declaran que cuando casó Juan López de Lazarraga, su hijo, con Dª. Juana de ganboa, le prometieron dar y <<dotar en casamiento por donación irrevocable... sin parte alguna de nuestras hijas, ni alguna de ellas, estas casas con su torre, donde fazemos nuestra morada en la rua nueva de este condado de Oñate con sus huertas y pertenencias>>2.
Y Juan López de Lazarraga, cuando declara los bienes que posee y cuales pertenecen al mayorazgo , dice:<<mis casas principales de mi morada de la villa de Oñate>> y que heredó de sus padres hasta la <<cerca>> de la huerta y <<de aquí al río hube por títulos y merced del Sr. Conde D.Iñigo por los servicios recibidos de mi padre y mios... y el cenador que es en el extremo de las dichas huertas es mío libremente pues yo lo edifique ...>>3.
El palacio, que hoy llamamos de Lazarraga está construido adosado a una torre cuya fachada presenta esgrafiado. En nuestros días, es un palacio interesante, propio del XVI, de escuela castellana, de estructura central; es decir, con patio, en derredor del cual se reparten las habitaciones. En sus esquinas hay cubos que parten al ras del suelo y terminan en pináculos unidos al cuerpo del garitón pero separados por el tejado, según el uso del Renacimiento. Ademhs de las alteraciones sufridas en tiempos anteriores, el siglo XVII dejó en el su sello.
Los Padres Franciscanos Martín Mendizabal y Cándido Zubizarreta, que se han dedicado últimamente a organizar el Archivo del convento de Bidaurreta, subrayan también como posesión del Fundador otras casas, entre las que está Bidaurreta «la mayor», llamada también Granja, de la que hoy sólo se conserva la torre gótica que llaman «Olacua», a unos 250 metros del convento. Se apoyan en que en el documento de la Institución y Dotación del Monesterio.. . se dice: «Otrosí, por cuanto las dichas religiosas estan de presente en la casa de mi morada de la dicha Granja de Bidaurreta fasta tanto que el dicho monesterio sea acabado por la gracia e piedad de Nuestro Señor.. . entre tanto que el dicho monesterio sea acabado de facer ... que moren en dicha casa e quede para el servicio della toda ella enteramente ansi lo que agora tienen en su encerramiento como todo lo que yo tengo fuera del en la dicha huerta, que agora esta entre la dicha casa y el sitio del dicho monesterio, quede para las religiosas». Las monjas estuvieron allí desde el 6 de agosto de 1511 hasta el 21 de octubre de 1520 en que estrenaron el nuevo convento4.
Casó Juan López de Lazarraga con D." María de Murguía, hija del alcalde de Oñate, de quien tuvo un hijo, Pedro, que murió a los tres años5.
Casó en segundas nupcias con D." Juana de Gamboa, de la cual no tuvo hijos. D." Juana era hija de Juan López de Gamboa, Señor de Olaso y de D." María Ibáñez de Astigarribia e Irarrazabal.
Según el Fundador, doña Juana de Gamboa murió el 14 de abril de 1511 (probablemente en su casa de Irarrazabal, Deva). Fue enterrada «en depósito» en el convento de San Francisco de Sasiola (Deva). Existe el acta de su traslación a la «iglesia de la Granja» (capilla provisional de las monjas), sin que en el acta aparezca la fecha. Como la Escritura de la Institución y Dotación del Monesterio está datada el 16 de noviembre de 1516, y el fundador había ordenado que si las monjas no se habían trasladado antes de su muerte lo enterraran junto a su mujer, ésta había sido trasladada a la Granja en 15166.
Juan López de Lazarraga murió en Madrid el 9 de marzo de 1518. Sobre su traslado a la capilla de la Granja sólo existe la referencia de la reseña de los gastos que ocasionó su entierro y los días empleados por los Testamentarios en ejecutar el testamento7.
Simón Ibáñez de Gauna, escribano, hizo una relación el 26 de julio de 1615, por orden del Vicario General de los franciscanos. Un extracto de esta relación dice:
«Primeramente, se fundo el dicho Monesterio de la Santísima Trinidad de Bidaurreta de la Villa de Oñate en el año 151 1, por mandado de la Reina Católica nuestra señora D." Isabel, que murió el año 1504. Mandó a su secretario Juan López de Lazarraga, natural de la villa de Oñate edificase un monesterio de frailes de la Orden de San Francisco en donde mejor le pareciese.
«Y así como natural desta dicha Villa lo fundo el dicho monesterio en su propio pueblo.
«Y viendo los prelados de la Provincia (franciscana) que había otro monesterio de frailes en N." Sra." de Aranzazu, en jurisdicción de la dicha Villa ordenaron fuese el dicho monesterio de monjas de la Orden de Santa Clara.
«Y el dicho Señor Secretario y Contador de la Orden de Santiago, Juan López de Lazarraga, por cuanto la reina nuestra señora no había dejado dotación para dichas monjas, doto el dicho Señor Secretario a trece parientes suyas y a tres frailes para capellanes con obligación de dos misas.>>8.
La causa próxima de la Fundación fue que Juan López de Lazarraga había pedido al Conde de Oñate la capilla de la Piedad en la parroquia de San Miguel de Oñate, hacia 1510, para hacer allá su sepultura. Ofrecía al Conde más de dos mil ducados. El Conde no quiso concedérselo a ningún precio. Y se opuso tenazmente a la determinación que, ante la negativa, había tomado el Contador: edificar a las afueras de Oñate, en sus tierras de Bidaurreta, el convento de la Santísima Trinidad y hacer allí su sepultura y la de su mujer.
Para conseguir lo que deseaba, en vista de la actitud del Conde, acudió al Rey Católico y a Roma, quienes le autorizaron para que llevara a cabo su propósito9.
El 6 de noviembre de 1516, Juan López de Lazarraga hizo, como hemos indicado más arriba, la Constitución y Dotación del Monesterio.. . A juzgar por la expresión «después de la que hizo el año 1514», se deduce que hubo una Institución y Dotación anterior.
En la Institución de 1516, indica con toda riqueza de detalles lo referente a la construcción del convento y de la iglesia y en ésta el retablo mayor que nos interesa estudiar.
En lo que se refiere a este retablo dice:
«... a de ser de pintura de pincel las ystorias y no de bulto, con muy buena obra de tabernáculos e chambranas, que si fueran abiertas las chambranas o de media talla, remitome a los dichos provinciales o discretos, porque las chambranas abiertas son delicadas en el limpiar y tocar en cualquier manera e me parece que debe aver en medio de dicho retablo mas baxo que alto una imagen de bulto de Nuestro Salvador con la poma e cruz en la mano y cercado de serafines pintados e debe estar debaxo desde bulto otra imagen de ~uestraS eñora, así mismo de bulto e las otras ystorias del retablo deven ser, encima algunas de la creación e debaxo algunas del testamento nuevo e encima de todo el retablo el crucifixo e en la peana vengan los doze apostoles y en el guardapolvos de los lados los profetas y en el de encima las cinco llagas de nuestro Redentor y las armas reales y en lo baxo de ello mis armas e de la dicha doña Iohana de Gamboa mi mujer, juntas en cada escudo el cual dicho retablo llevando las medidas a Burgos fagase facer de muy buena mano e pintura e traerlo a dicho monesterio despues de fecho en azemillas en sus caxas bien tratado e asentado e asentarlo en su lugar e paresceme que debe ser de costa de fasta trescientos e trescientos çinquenta ducados...>>10
Este retablo presidió el presbiterio de la iglesia del convento de Bidaurreta, hasta 1753. En esta fecha. fue sustituido por otro gran retablo, propio del estilo de la época, barroco- rococó, que es muy bueno y en el que trabajó como eslcultor, el Padre <<Fray Jacinto de la Sierra saserdote y fray Esteban Lopez lego que biben en el Convto. de Aillan y an fabricado en el convento de relixiosas de Segura y an echo un prodixio...>>11.
Para colocar este retablo nuevo, el primero, que consideraban las monjas <<antiguo y ajado>>, fue llevado a la sala capitular, donde lo adapataron como pudieeon, suprimiendo partes de él como lo indico en mi trabajo El Renacimiento en Guipúcoa 12.
Allí estuvo más de dos siglos, hasta que, por fin, valorándolo como se debía, decidieron sacarlo de nuevo a la iglesia y lo colocaron donde hoy se encuentra, en el crucero izquierdo, cerca de la sepultura de los fundadores.
Estudiando este retablo, se observa que faltan en él los guardapolvos con las imágenes de los profetas, los escudos y el fondo de la calle central.
Pero comparando con lo que queda, que es casi todo, encontramos que se separa de lo que Juan López de Lazarraga indicaba en la Institución... Allí, dice que las historias debían ser pintadas y están trabajadas en relieve; las chambranas, jambas, no están abiertas, sino que llevan grutescos.
Ahora bien, las diferencias pueden explicarse por una nota marginal que acompaña al capítulo que dedica al retablo y que dice:<<despues de escrita esta escritura fice otra manera de ordenanza de este retablo e esta cerrada en mis escrituras, veanla los susodichos porque me parece devota e buena e sital les paresçciere por aquella ordenança se haga. Juan Lopez>> 13.
Juan López de Lazarraga quería que el retablo se hiciese en Burgos y así lo dispuso, añadiendo el detalle de que se mandaran las medidas y que cuando estuviese terminado se trajera en acémilas con mucho cuidado.
Pero estos días se nos han entregado nuevos documentos encontrados por los PP. Mendizabala y Zubizarreta en el archivo del Convento de Bidaurreta; documentos que tratan de dónde se trabajó y quién pudo ser quien hizo el retablo que nos ocupa.
El Fundador, en su Testamento (Madrid, 16, noviembre, 1956) dejó como herederas universales de <<todos los bienes no vinculados al mayorazgo de Lazarraga a las clarisas de Bidaurreta; como Testamentarios, obligados a velar por el cumplimento de las cláusulas de su Testamento, al P. Provincial de Burgos y a los guardanes de San Francisco de Vitoria y de N.ª Sr.ª de Aranzazu...14.
Se reunieron los Testamentarios y <<acordaron e mandaron que se hiciese el Retablo Principal del altar mayor...>>. Era el 14 de octurbre de 153115. Muchos años habíán pasado desde que el Fundador hiciese la Institución..., pero es lógico que antes de hacer el retablo, se terminaran las obras de la iglesia.
Pero todavía hay más: en las <<Cuentas de 1515 hasta 1548>>, se lee: <<Iten se me reciben en cuenta 240 ducados que montan 90.000 maravedis que he dado e pagado a Juna Martínez de Olazarán para el pago del retablo que ha hecho para el altar mayor del dicho monesterio.
«Iten se me resciben en cuenta 470 mrs. que gasté en una comida que se les dió a los pintores cuando acabaron de facer e asentar dicho retablo; la cual comida se les dio por el mandado del dicho P. Vicario.
«Iten se me resciben en cuenta 100 ducados de oro que he dado e pagado a Juan Martínz de Olazarán, pintor, para en pago de los 200 ducados que se le deben de resta del retablo.
«Iten se me resciben en cuenta 7.875 mrs. que he dado e pagado por la cortina del dicho retablo e poner e pintar el sobretablo, como todo ello esta escrito por menudo en una plana de papel.» «Cuentas, 1533-36»16.
Tenemos varias citas en las que se demuestra que Juan de Olazarán trabajó en el retablo de la Piedad de la parroquia de San Miguel de Oñate, posteriro al retablo de Bidaurreta. En efecto, el 26 de julio de 1536, Martín de Iragorri, entallador vecino de Oñate, se presentó ante el alcalde de la villa, Miguel Perez de Hernani... «e dixo al dicho señor alcalde, que por quanto tenia rescibidas de un testimonio de como el retablo que el Señor Obispo de Avila haze hazer en la dicha villa a Gaspar de Tordesillas esta acabado de talla imagineria talar..>>17.
Y cuando el alcalde Miguel Perez de Hernani pidió a Iragorri testigos de información sobre el testimonio de que el trabajo de talla del retablo esta terminado «Martín de Iragorri presentó como testigos para la dicha información a Juan de Olazaran, entallador, vecino de la dicha villa e a Andres de Mendiguren e a Juan de Ayala vezino de Bitoria imaginarios que estaban presentes ... e luego los dichos testigos de concordia dixeron que la dicha obra de talla estaba terminada y que la ymagineria estara acabada de todo punto por los dichos imaginarios de oy dia a tres dias..>>18
Al pie de la escritura en la que se dice que el retablo está terminado en el trabajo de talla hay una nota que dice:«Juan de Olazaran, en cuya casa se ha hecho la obra dice que no dexara llevar la obra sin que le paguen primero el alquiler de la casa>>19.
Aunque hemos visto la participación de Juan de Olazarán en el retablo de la Piedad de la parroquia de Oñate, nos falta conocer antecedentes respecto del mismo; no sabemos en qué taller y con quien pudo aprender el arte de la escultura, ni conocemos ninguna obra suya anterior al retablo de Bidaurreta, que denuncia a un buen maestro. Sin embargo, no faltaban artistas en Oñate. Camón Aznar, para quien la Universidad de Oñate es un ejemplo prócer de influencia francesa, cree que otros artistas también franceses, colaboraron con Pierres Picart, en la portada de la Universidad: Juan Picard, Guillaume de París y un Felipe de borgoña, distinto de Vigarny20. Suponemos que apoya su aserto en las alusiones que Pierre Picart hace a ellos en su testamento21.
Nos parece que tenemos confirmadas tres cosas interesantes:
el retablo se hizo en Oñate y no en Burgos;
un oñatiarra, Juan de Olazarán, trabajó en él;
el retablo de Bidaurreta es el primer reablo renacentista de Guipúzcopa, ya que se terminó para 1533.
Y volvemos, de nuevo, a estudiar el retablo. Cuando se entra en la iglesia del convento de Bidaurreta, se observa que la preside un hermoso retablo barroco, no estofado en su parte arquitectónica. Pero he comprobado que los que la visitan, casi sin darse cuenta, se fijan y se detienen en otro mucho más pequeño que está en el crucero. Este es nuestro retablo, el que mandó hacer el Fundador.
Es un retablo renacentista, de estilo plateresco, enriquecido con todos aquellos elementos ornamentales de que hacía gala el primer Renacimiento: grutescos, conchas o veneras, balaustres, columnas delicadamente trabajadas con fuste muy adornado de grutescos y de ramaje, frisos decorados con ovas y dentellones y enjutas labradas con elegancia.
Arquitectónicamente, está compuesto de un banco o predela y sobre él se levantan dos cuerpos, limitándose el ático al Calvario. Verticalmente, cuenta con una calle central y dos calles a cada lado, siendo estas cuatro calles de igual anchura pero menor que la central.
En el banco, los apóstloes están colocados de tres en tres en cuatro paneles.
El artista quiso representarlos con algún símbolo, que los caracterizase, no siempre el de su martirio: San Pedro con una llave de tamaño muy desproporcionado; San Juan con una copa de la que sale alguna bicha; Santiago lleva el báculo de pregrino y una concha en un sombrero muy original; San Bartolomé sostiene con una cadena un dragón; otros tienen la cruz; aspada, como en San Andrés; la sierra y la espada como en Santiago el Menor; no falta el machete en manos de alguno y casi siempre el libro cuyo contenido predicaron y por el que murieron.
No se olvidó el escultor o el pintor de que estaba comprometido con el estilo que hace lucir a su retablo y cuidó de que no faltaran detalles, como el decorado de las portadas de los libros que llevan en sus manos, o que, como San Andrés, sostiene sobre sus rodillas.
En estos paneles de la predela se sutituyó la concha o venera por un serafín, que con sus alas extendidas cobija a los apóstoles. Resulta un elemento decorativo y fino.
No sabemos qué podía haber en la parte central del banco. No creemos que fuese un sagrario, ya que éstos no pasaron al altar mayor hasta después de las disposiciones del Concilio de Trento, muchos años después.
En el primer cuerpo, se representaron las escenas del Nuevo Testamento: la Anunciación, Visitación de María a Isabel, el Nacimiento de Jesús y la Adoración de los Reyes.
La disposición de los cuatro compartimentos es análoga, pero la decoración tan diferente que no hay dos elementos ornamentales que sean iguales: las columanas las encontramos trabajadas de distinta manera, como también los frisos, las enjutas y hasta las conchas. Son constantes los balaustres que limitan cada una de las escenas. La maestría del escultor se manifiesta en la delicadeza y finura de las que tanto cuida y son parte destacadísima en el retablo.
Los relieves guardan las disposición cronológica de izquierda a derecha, conforme al Renacimiento.
La Anunciación presenta una buena composición. De acuerdo con la versión renacentista, la escena se realiza en un ambiente cotidiano: la habitación de María. La Virgen está arrodillada en actitud de oración, con las manos juntas, ante una mesa baja, donde hay un libro abierto. La mesa, vista de lado, está adornada por un arco conopial.
María lleva el pelo caído sobre los hombros y un pequeño escote que permite que luzca un collar.
La Virgen mira al Arcángel que se dirige a ella, sobre el suelo, sin actitud de volar o apoyarse sobre nubes, a la manera barroca; lleva, en su mano izquierda, el saludo del Ave María. Viste del modo al que estamos acostumbrados a ver en el Renacimiento.
Entre María y el Arcángel hay un jarrón de lirios, símbolo que según una tradición antigua, representa la pureza. No es raro encontrar en escenas como ésta, que el arcángel lleve lirios en su mano derecha. Las flores, ante el saludo del Arcángel, se inclinan hacia la Virgen.
La presencia del cielo se manifiesta en el Padre Eterno, con la bola del mundo y en actitud de bendecir con la mano derecha, y en el Espíritu Santo en forma de paloma, que en un haz de rayos cae sobre María.
El encuentro de María con su prima Isabel en la Visitación está tratado muy sencillamente. No hay aquí la agitación berruguetesca que se contempla en la misma escena, por ejemplo, en el retablo de la parroquia de San Bartolomé de Ichaso. La Virgen se inclina para abrazar a Isabel y ésta hace ademán de arrodillarse ante ella. A María, no le acompaña nadie; a Isabel, una jovencita testigo de aquel feliz acontecimiento. Se observa bien la avanzada edad de Isabel.
Las túnicas de María e Isabel están trabajadas en brocado, técnica muy frecuentemente usada en este retablo.
El encuentro tiene lugar fuera de la casa. Al fondo, hay árboles de distinta clase. La entrada o arco lleva friso con grutescos.
La escena del Nacimiento de Jesús sigue con el mismo carácter de sencillez. Jesús, sobre un pesebre, en el suelo; su desnudez es completa. La Virgen y San José a uno y otro lado, de rodillas, con las manos juntas, en actitud de adoración. María está vestida de la misma manera que en la Visitación; la ingenuidad del escultor le ha puesto un collar. No se observa velo ninguno, sino que el pelo suelto cae sobre los hombros. San José lleva un gran báculo; viste una especie de manto con pliegues angulosos en la parte inferior. No faltan los dos animales que se inclinan sobre el Niño. Son pocos los visitantes; uno, que se va, en un plano posterior y otro que mira. Hay algo así como una mampara que hace más recogido el recinto.
La Adoración de los Reyes se presenta como una escena íntima. Falta la fastuosidad de que se hace gala en otros retablos y el carácter aparatoso del rey Baltasar. Su composición, muy bien lograda.
María sentada, tiene sobre sus rodillas al Niño Jesús. Se postra ante El el más anciano de los Reyes, que presenta a Jesús su obsequio en una copa en la que el Niño mete la mano. Lleva amplias vestiduras. Ha dejado en el suelo su corona. El Rey Gaspar, con su pomo de mirra entre sus manos, espera de pie que llegue su turno; viste de distinta manera que Melchor; lleva túnica corta y típico sombrero. Baltasar cierra la composición, colocándose de frente en el último plano. Sostiene en su mano izquierda la copa cerrada con el incienso que ha de regalar a Jesús. Su corona es muy sencilla.
San José, detrás de María, contempla sin contemplar, la escena. Sobre él, un pequeño tejadillo en el que luce la estrella.
En estos relieves del Nuevo Testamento, se observan las maneras del Renacimiento en el modo de tratar a las personas, las ropas y sobre todo, la cabeza de la Virgen. Sin embargo, no podemos olvidar que se están haciendo los primeros ensayos en Guipúzcoa. En los fondos, destaca el estofado.
El fundador, Juan López de Lazarraga, había dispuesto que el retablo tenía que llevar también historias del Antiguo Testamento, y concretaba al decir algunas de la «creación ». Estas son las que ocupan el segundo cuerpo, que arquitectónicamente es semejante al primero y en el que se hace, de la misma manera, un verdadero alarde de decoración, cuidando que todos los elementos sean distintos.
Solamente en el retablo de la parroquia de San Andrés de Eibar encontramos relieves que representan escenas de la creación de Adán y Eva y de la lucha de Caín y Abel. En ningún otro de nuestra provincia recordamos, de momento, haberlas visto.
En este retablo de Bidaurreta se esculpieron: la creación de Eva, el pecado de desobediencia, la expulsión del Paraíso de nuestros primeros padres y su castigo «comerás el pan con el sudor de tu frente».
Cuando vi el retablo por primera vez, en la sala capitular del convento, el orden de estas «ystorias» no era el cronológico; al pasarlo a la iglesia, tuvieron cuidado de subsanar este detalle.
La escena de la creación de Eva está compuesta por el Eterno Padre, por Adán, apoyado sobre una roca en el suelo, en actitud de dormir, sosteniendo la cabeza sobre su brazo, y por Eva, que sale del costado de Adán y Dios hace ademán de cogerla. Al fondo, pueden observarse árboles y pequeñas montañas con plantas pintadas.
El relieve recuerda al de Eibar, posterior y de escuela romanista; allí, Dios al crear a Adán lleva abundante cabellera; aquí, en Bidaurreta, no está el Señor calvo al crear a la mujer, como lo esculpió Juan de Araoz en el sotabanco del retablo de San Andrés de Eibar.
La desobediencia de Addn y Eva recoge el momento que dice el Génesis, 3, 6: «Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comida y una delicia para los ojos y que el árbol era apetecible para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto.. .».
En efecto, el árbol ocupa el centro de la escena; en su tronco está enrollada la serpiente; Adán y Eva están a uno y otro lado del árbol; más esbelta Eva, más apocado Adán, con un brazo izquierdo muy mal logrado; Eva tiene la manzana en su mano y hace ademán de mostrarlo a Adán. No se ve que Adán comiera, sin embargo; sienten vergiienza de su desnudez y se cubren con grandes hojas.
La serpiente presenta cabeza humana, tal vez de un ángel.
Y sigue la expulsidn del Paraiso. Caminan Adán y Eva; ésta de contraposto, bastante bien conseguido; Adán con fallo en dibujo, en contraposto también, pero más forzado. El ángel se muestra enérgico; al fondo, el árbol luce hermosas frutas.
La cuarta escena es la del castigo. El escultor ha querido hacerlo muy realista, avanzando en el tiempo. Es una composición bonita e incluso entrañable: Adán «suda», trabajando la tierra con un gran azadón; lleva en la cintura una cadena; no sabemos si con ella quiera demostrar que está «sujeto» a la tierra. Eva, de pie, frente a él, hila el copo. Son figuras bien logradas; la escena se nos hace cercana.
Las calles laterales, cuyos relieves hemos visto, se rematan por una serie de palmetas, en rico entablamento.
Al trasladar el retablo a la sala capitular, donde vimos que estuvo más de dos siglos, se modificó de tal manera que las esculturas de bulto que hoy observamos en él, no existían, fuera del Calvario. Las imágenes se encontraban en otras partes del monasterio.
Se las ha reconocido como parte integrante del retablo primitivo y a las que el Fundador hace alusión al indicar cdmo tenía que ser el retablo mayor de la iglesia; en vista de ello, se han puesto en él.
A la altura del primer cuerpo, se encuentra la imagen de María con su niño. Es una escultura muy hermosa, en la que el escultor se ha querido inspirar en maneras renacentistas.
La Madre está sentada, pero no en trono. Tiene a su Hijo sobre su rodilla derecha y le sostiene con su mano izquierda; en la derecha sostiene lo que pudo ser el tallo de una flor. La adaptación del Niño a su Madre, la ha logrado el escultor con soltura.
Jesús está desnudo; lleva la bola del mundo en la mano izquierda y quiere bendecir con la derecha. Un bonito detalle; el Niño se muestra expresivo.
María viste túnica y manto que por el lado izquierdo sólo llega a cubrir el brazo; cae por el lado derecho y se desarrrolla sobre sus rodillas con buenos pliegues. La mirad de la Virgen es serena; el Niño se muestra expresivo.
Había dicho Juan López de Lazarraga:
<<...me parece que debe aver en medio del dicho retablo mas baxo que alto, una ymagen de bulto de Nuestro Salvador con la poma e cruz en la mano...>>
El Salvador responde al deseo del Fundador; lleva el globo del mundo con una cruz en la mano izquierda; conla derecha, está en actitud de bendecir. Es la representación del Padre Eterno, solemnemente sentado y con amplio manto que cubre sus rodillas, muy rico en pliegues y deja ver algo los pies del Señor. Tiene una larga barba y buena cabellera. Su expresión es bondadosa.
El Calvario, con que remata la calle central, recuerda algo a épocas anteriores; estéticamente, la composición podría estar mejor a nuestro juicio, si María se inclinara más hacia la Cruz; de todos modos, es un buen grupo, en el que el escultor ha trabajado bien las actitudes y la ropa de las imágenes. María tiene sus manos juntas sobre el pecho; se la ve transida de dolor muy contenido. Juan sostiene en su mano iquierda un libro medio abierto, recordándonos que es evangelista; mira a Cristo con un dolor admirativo.
Quiero distinguir entre el primer retablo del siglo XVI en Guipúzcoa y el primer renacentista.
El primer retablo totalmente documentado y trabajadoo entre los años 1518 y 1521, fue el que ocupaba la capilla de San Martín en la iglesia parroquial de Azpeitia, donde se encuentra el mausoleo de D. Martín de Zurbano, hijo de la Villa y Obispo de Tuy. Hoy, después de su restauración, ya no es el mismo.
Este, primero por la época en la que se realizó, conservaba mucho del estilo gótico; ere el momento de trasición al Renacimiento; lo trabajó Juan de París acompañado por su yerno Antonio Pigmel, y esta influencia extranjera era manifiesta.
Aunque en su talla, se dejaba ver algo del nuevo arte, la parte arquitectónica era gótica y, como se puede comprobar hay también goticismo en la imagen de San Martín que lo preside 22.
El retablo de Bidaurreta, terminado para el año 1533, como consta en el Libro de Cuentas del Monasterio y como lo acredita el P. Martín Mendizábal, como lo hemos indicado más arriba, es el primer retablo renacentista en la porvincia.
El que podía discutirle la primacía es el espléndido de la capilla de la Piedad, en San Miguel de Oñate, pero éste se contrató por el Obispo Don Rodrigo Mercado de Zuazola el 4 de junio de 1533 fecha en la que <<su señoria hacia donación de tres mil ducados de oro con destino a la labra de un retablo y rejas de hierro para la capilla>>23.
Según lo que expongo, tenemos razón cuando valoramos el retablo al que nos referimos, que amén de riqueza decorativa y valores escultóricos, tiene el mérito de romper filas dentro del nuevo estilo en Guipúzcoa, conforme lo que hoy se conserva, trabajándose entre los años 1531 y 1533.
1 Testamento de Isabel la Católica (Ediciones del Archivo de Siman- 1 1. Testamento de Isabel la Católica (Ediciones del Archivo de Simancas, sin fecha y sin foliar).
2 COMAS ROS, M., Juan López de Lazarraga y el monasterio de Bidaurreta (Tomado del Indice del Archivo de Palacio, fol. 585). or. 36.
3 Archivo del Monasterio, Testamento, fol. 21, 22. AMBIBMA.
4 Archivo de Monasterio, Libro 7.", folio 34v. AMBIBMA.
5 COMAS ROS, M., op. cit., or. 28.
6 Archivo del Monasterio, Leg. 1 «D» nº 15. AMB/BMA.
7 Archivo del Monasterio, Leg. 3 «Q», nº 3, fol. 4v, nº 8; fol. 5, nº 9. AMB/BMA.
8 Archivo del Monasterio, Leg. 2 «R», nº 18. AMB/BMA.
9 ARRAZOLA, M.ª A., El Renacimiento en Guipúzcoa, pag. 54, 1, Donostia, 1968-70.
10 AMB, L. 7.", fol. 27, nº 20.
11 AMB, L. 15, fol. 158v.
12 ARRAZOLA, Mª A., op. cit., pág. 44,II.
13 AMB, L. 7.a, fol. 27, nº. 20.
14 Monasterio de Bidaurreta - Datos Históricos y Artikticos, 1988 Noviembre, 1988. Folleto inédito.
15 AMB, L. 1, <<Q>> nº. 3, fol. 82-83.
16 AMBI, L.1 , «Q» nº. 3, fol. 86v, nº. 16-17.
17 AUO, A, 3,2, 1,27.
18 AUO, A, 3,2,1,27.
19 AUO, A, 3,2,1,27.
20 CAMONA ZNAR, J., Suma ArtiS, XVII, pág. 112.
21 APO, V. P.s. 285, fol. 18.
22 ARRAZOLA, M.' A., op. cit., pág. 23 y sgts.
23 AUOI, 4, 3, 2, 1, 26.