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Retablo Renacentista de Bidaurreta

Restauración

Restauración del Retablo Renacentista del Monasterio de Bidaurreta de Oñate


Introducción

El precario estado de conservación del retablo plateresco de Bidaurreta ha motivado la actual restauración, enfocada tanto hacia su estructura y soporte como hacia su policromía. El conjunto de operaciones se ha desarrollado desde Mayo de 1988 a Nov. 1989.

La alta calidad de esta obra de arte, patente en la finura y categoría de sus tallas, en su decoración y policromía, así como su singularidad en el panorama del arte renacentista del País Vasco, hacían impensable abandonarla a su estado de deterioro y proponían urgentemente una intervención.

Los problemas que se han debido afrontar en la restauración de este retablo, han sido de diferente índole. Por una parte, los puramente «físicos», provocados por el deterioro natural de los materiales en el transcurso del tiempo. Por otra parte, los causados por la intervención del hombre, que planteaban una controversia de tipo más «filológico »: intentar determinar la estructura de la obra, ya que el retablo se encuentra gravemente mutilado, faltándole una gran cantidad de elementos que debieron existir en el pasado.

Tal y como nos ha relatado Asunción Arrázola, este retablo estaba ubicado originariamente en el ábside de la iglesia, donde permaneció hasta 1753, año en que fue sustituido por el retablo barroco actual. El antiguo fue trasladado en dicho aiio a la sala capitular, donde fue adaptado a un espacio menor, suprimiendo parte de él. Allí estuvo más de dos siglos, hasta el momento en que fue de nuevo llevado al transepto izquierdo de la iglesia.

No habiéndose encontrado ningún documento (descripción o traza) de la disposición original del retablo1, no podemos saber a ciencia cierta el número de piezas perdidas o la ubicación de algunos elementos hoy en día aislados. Pero la realidad actual de la obra plantea algunos interrogantes. Por ejemplo, la estructura y medidas originarias de la calle central, que en la actualidad es desmesuradamente ancha y sin fondo, y en donde las dos figuras de bulto redondo contrastan sobre el blanco del muro de la iglesia. 0 , por poner otro caso, la manera en 1 que el ático (donde se encuentra el Calvario) podía estar cerrado antiguamente, ya que las dos grandes columnas laterales han perdido su función de sostén.

El problema de reunificar y dar un sentido a este retablo fragmentado se presentaba, pues, como una de las tareas más difíciles. Se ha debido buscar una solución que se acercase a la realidad primera de la obra, en muchos puntos desconocida, sin dar pie a una reconstrucción que supondría la creación de un falso.

Pero las razones que han obligado a restaurar este retablo han sido las que anteriormente hemos denominado «físicas» y que atentaban de una manera directa a la conservación de las piezas que han llegado hasta nosotros.

Bidaurreta: conjunto del retablo antes de la rerstauraciónBidaurreta: conjunto del retablo antes de la rerstauración.
Antigua colocación del retablo en la Sala Capitular Antigua colocación del retablo en la Sala Capitular.

La humedad y las goteras existentes hace unos años en la iglesia, han provocado grandes daños en el retablo. Son numerosas las huellas del discurrir del agua, que ha causado un desgaste importante de la pintura, la decohesión de la preparación pictórica y como consecuencia la caída del color, así como ciertas marcas negruzcas.

El convento ha sido restaurado recientemente: se ha consolidado la estructura de madera de la cubierta de la iglesia, se ha renovado el tejado y se ha restaurado la bóveda del transepto lateral. Las causas directas de deterioro han desaparecido, pero no por ello los daños causados han detenido su avance.

Sin embargo, el factor más importante en este proceso de deterioro, consecuencia de la estancia del retablo en un lugar inadecuado, ha sido sin duda la proliferación de insectos xilófagos, verdadera plaga en zonas muy húmedas y templadas (como el País Vasco), y que causan graves destrozos en las construcciones en madera.

Estos insectos habían atacado tanto la estructura del retablo como las figuras de bulto redondo y las escenas en relieve, sobre todo en su parte inferior. Algunas piezas se hallaban muy debilitadas debido a la labor destructora de los insectos. La desinsectación y la consolidación de la madera se imponía como algo urgente.

Además de los problemas ya citados, había otros aspectos que aconsejaban su restauración: la suciedad acumulada durante años, la existencia de zonas con riesgo de desprenderse, las grandes lagunas de color que dejaban ver la preparación blanca que, por contraste, atraía la mirada y obstaculizaba la percepción de la obra en su conjunto ... Todo ello determinó que en Mayo de 1988 la Diputación Foral de Guipúzcoa decidiera emprender la restauración de esta pieza, para lo que un grupo de restauradores del taller de ARTELEKU, ayudados por un ebanista, procedieron al desmontaje del retablo, protegiendo de manera inmediata algunas zonas cuya policromía corría grave nesgo. La desinsectaci6n se realizó en el convento y postenormente el retablo fue trasladado al taller de restauración de ARTELEKU donde, para evitar deformaciones de la madera, se mantuvieron los mismos niveles de humedad que en la iglesia.

1 La descripción de Juan de Lazarraga es únicamente un proyecto, modificado ulteriormente por otra ordenanza cuyo paradero se desconoce..

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